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sábado, 20 de abril de 2013

Fetiche.

La puerta de casa se cerró. Como alguna otra mañana, antes de ir al trabajo, aprovecharía esos veinte minutos de margen antes de despertar a los niños para regalarse un poco de sexo; así que, con cierta premura se despojó del pijama y de la ropa interior, abrió el cajón de la mesita de noche, cogió el sujetador y se ciñó el pecho. No contaba con mucho tiempo. Se sentó sobre la cama y reclinó su cuerpo con la cabeza apoyada sobre el cabecero mientras sus manos comenzaban a moverse con impaciencia entre su pecho y su sexo, primero tímidamente y después con firmeza al ritmo de una excitación creciente que agitaba su vientre y tensaba sus piernas. Así, se dejó llevar impulsado por la imagen de su cuerpo desnudo ante el espejo del armario hasta liberar la tensión que encerraba dentro de sí desde tanto tiempo, ahogada en un gemido quebrado sobre la almohada.
Después, reposó unos segundos, guardó el sujetador en el cajón de su esposa y se dispuso a la rutina de llevar a los niños al colegio. Ese día ya no se iría de putas.

lunes, 8 de abril de 2013

Espiral perversa.

Tres. Doce.

Una espiral perversa
contiene esta entelequia
banal e inconsistente,
huidiza y temerosa,
cercada por la insidia
de sus encrucijadas;
la espiral descendente
en la que se consumen
pasiones que perviven
en vigilias de lodo.

viernes, 5 de abril de 2013

Latido incesante.

Tres. Once.

Un latido incesante
de tu vientre y mi boca,
un espasmo violento,
nítido, transparente
como el agua del mar
azul que imaginamos
brota, emerge espontáneo
para sucumbir juntos
en la espiral perversa
de las ensoñaciones.

martes, 2 de abril de 2013

Profundos secretos.

Tres. Diez.

De ilusiones y ausencias

se nutren las jornadas
contemplando el estanque
que alberga tan profundos
secretos, el transcurso
irreversible y gélido
del tiempo que quisiéramos
detener, que se escapa
entre el espacio vago
de tu vientre y mi boca.