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domingo, 21 de diciembre de 2014

Muerte y resurrección de Ardena.

Tu corazón dejó de latir,
pero tu sangre aún fluye por mis venas,
la sangre que irriga mis órganos
y otorga la vida que quisiste vivir,
la vida que irremediablemente me acompaña
y se dilata en fragmentos.

Miro tus pálidas manos

mientras te decoloras
bajo un rígido azul
que atrofia los huesos.
Tus dedos se corrompen
como el licor del último brindis
derramado sobre el sepulcro que contiene tu cuerpo. 

Me postro ante ti.  Estás muerta, Ardena,
pero resucitarás de los vapores
como el fuego fatuo.

¿Quién sostendrá tu esqueleto
sin llevarse los jirones de tu piel enamorada?
¿Quién podrá decir
que no amaste ni fuiste amada
bajo el almendro florido del invierno?

lunes, 9 de junio de 2014

Ocho apellidos vascos.

Primero vi el trailer de la película y lo que más me llamó la atención fue ver a Dani Rovira rodeado de ikurriñas cantando "Euskadi tiene un color especial". Pensé: " Mira, el de los monólogos ha conseguido hacer una película". Y luego me sorprendió que el tema de la kale borroka fuese un elemento integrante de su argumento.
Durante días, fui escuchando el anuncio de la película en los medios de comunicación y no llegó a llamarme la atención, me parecía una película de humor montada a partir de una serie de tópicos y poco más.
Poco a poco, la gente de mi entorno comenzó a formar parte del público cada vez más numeroso que había visto la película.
-"Ah, sí. Y ¿qué tal?"
-"Genial, te partes de risa, tienes que ir a verla". 
La semana siguiente, y la siguiente, casi todo el mundo que conozco ya la había visto y además, en la radio, no sólo los programas de cine, sino también los de la tarde y los de los fines de semana, se dedicaron a promocionar la película a base de críticas amables y entrevistas a los protagonistas o al propio director.
¿Y yo no la había visto todavía? Había que poner remedio cuanto antes. El número de espectadores se duplicaba semana tras semana y los fragmentos que publicitaban, sobre todo en la radio, prometían muchas más risas de las que provocaban al escucharlos. Según decía la gente, era divertidísima.
Así que el miércoles por la tarde, justo antes del puente de la Comunidad de Madrid, fui a verla con mi mujer. Nos tomamos la tarde libre y luego, con apoyo de la familia, la prolongamos con la cena. Por cierto, el Atlético se clasificó para la final de la Champions tras ganar al Chelsea.
Esa tarde no había casi nadie en el cine, cosa rara, pero quizá se debiera a que hacía una tarde espléndida, a que era víspera de puente, a que había semifinales de Champions o a que todo el mundo la había visto ya. Bueno, eso en principio no era un inconveniente, yo me iba a comer las palomitas de todas formas y estaba dispuesto a reírme a mandíbula batiente.
Pero nada más lejos de la realidad.
La película empezó con una escena de confrontación muy directa en la un sevillano contaba chistes de vascos a partir de los tópicos que ya conocemos y entonces, de entre el público, salió una chica vasca vestida de faralaes ofendidísima y echando pestes sobre los andaluces y no recuerdo si también sobre los españoles. Bueno, eso da igual. Lo que no daba igual es que incomprensiblemente sacabaran en la cama. Había que mostrar el bonito culo de la chica, no quedaba más remedio, aunque la ocasión se frustrase.
Luego, recuerdo que esperaba reírme mucho, no dudaba que llegarían los momentos en que la chispa de Dani Rovira, el protagonista, se manifestase en todo su esplendor; ese momento lo vislumbré cuando atravesaba el túnel de entrada al  País Vasco, pero luego la película en su conjunto se fue apagando poco a poco.
Y es que los personajes que encarnan tanto Karra Elejalde como Carmen Machi carecen de entidad, son meros instrumentos para ensamblar un tópico tras otro, un chiste tras otro, insertados en escenas que resultan más cómicas cuando se escuchan que en la propia escena.
El mérito de la película estriba en haber elaborado un argumento en el que se mezclan los tópicos que tenemos todos sobre los vascos y los prejuicios que puedan derivarse de equiparar lo vasco con el nacionalismo radical. En este sentido, incluso se parodia el contexto abertzale mediante el esbozo de situaciones en las que se despejan los recuerdos de los años de violencia con el fin de quedarnos en la anécdota humorística.
Este aspecto ha traído como consecuencia que tanto víctimas del terrorismo como la propia militancia de la izquierda nacionalista se haya sentido molesta, pero no por ello se ha podido detener el éxito de la película en taquilla, consecuencia directa de una buena promoción en los medios afines a la productora y de la difusión que le ha dado la gente en la calle.


sábado, 26 de abril de 2014

Ardena en la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga. III.

                                                                      III

La multitud se agolpa,
se congrega despacio
en medio de la plaza,
la convoca el desmayo de la tarde,
el toque de campana con sordina,
mientras tú compartías
la hora forastera
que musita tu nombre.

Eras niña y mujer
sentada a aquella mesa:
la casaca entallada
ceñía tu cintura
y cubría tus piernas la basquiña
tejida  por mis manos.

                (Asomaba el empeine
                  de tus pies nacarados
                  bajo el ribete rojo
                  de mis labios, tan firme
                  y delicado como una promesa
                  derramada en tu pecho).

Descansaba la tarde.
A través de tus ojos
fluían los espíritus que inflaman
el aire, se enlazaban
en tu boca minutos
inútiles de espera
como un relato vago,
solazado en penumbra.

Un desfile de autómatas,
apóstoles del tiempo,
rendía pleitesía ante tu imagen:
del occasus al ortus,
entre la aurora añil
y el crepúsculo ingrato,
entre el canto del gallo
y el lejano poniente,
coronaban tu efigie
virginal y risueña,
ofrecían su anillo
zodiacal como un halo
de lesa santidad.

Callabas entre círculos dorados,
meliflua y profunda.
Por mis manos corría
la sangre de tus venas
brotando de un latido
equívoco y errante,
cada vez más templado, cada vez
más distante, más frío,
    -no ensartaste el anillo,
    lo dejaste olvidado en tu regazo-.

Entonces, prendida en mi vanidad,
te volviste incorpórea
como el humo infecto de mis palabras,
como el vacuo y postrer
lamento que enjugaban
los almendros desnudos

Luego, te fuiste caminando
de la plaza que nunca
albergará la mística que encierran
tus cuidados. Dejaste mi ambición
ahogada en los posos del café
que no apuraste mientras
la muerte se anunciaba
entre la expectación
del gentío, segundo
a segundo, con tétrica sonrisa.

Nunca habrá más rutina
que el áspero recuerdo. 

lunes, 24 de marzo de 2014

Chat.

(...)

jadeas levemente y vuelvo a besar tus labios

aún estás dentro mientras siento tu semen caer por mi coño

mis muslos

caemos abrazados sin decir nada

acabo de follarte


lucía


me has dejado

qué


sin palabras



con la libido


a tope


dejarte sin palabras tiene mérito


sólo quiero masturbarme



ya


hazlo


quiero estar a solas



contigo



deseo

eso


sólo pienso en contemplar tu cuerpo



 palmo a palmo



 recorrerlo con mis manos



 y mi boca



 necesito



coger mi polla



y agitarla


umm, me muero


(...)


viernes, 21 de marzo de 2014

Her. (Ella). Óscar al mejor guion original 2014.

Hacía tiempo que no iba al cine y por fin este miércoles, coincidiendo con el día del espectador, volví a entrar en la sala casi vacía de las cinco de la tarde.

Un amigo me recomendó esta película;  decía que trataba de cómo un chico se enamora de una imagen, de un avatar... La idea me atrajo porque me gustan especialmente las películas que estudian las conductas o el mundo de las obsesiones.

Sin embargo, el argumento de la película no era ese exactamente.

Theodor, el protagonista, es un hombre separado a punto de firmar el divorcio, una situación no deseada que le lleva a vivir en un estado patético de soledad. Es un hombre gris que trabaja en una agencia redactando cartas de amor o amistad para destinatarios desconocidos. La soledad y el recuerdo de su pareja le consumen, y por eso, con el fin de paliar sus necesidades afectivas, busca contactos a través de las redes sociales.

Un día, sin demasiada convicción, encuentra lo que quizá andaba buscando: un sistema operativo que le hará compañía durante todo el día, que le despierta, que le da las buenas noches, que le acompaña al trabajo, que comparte sus sentimientos conversación tras conversación; un sistema operativo de quien finalmente se enamora.

Lo curioso del caso es que Samantha, la voz femenina encarna el sistema operativo, también se enamora de él, pero mientras él sigue necesitando su presencia, su conversación y su empatía para seguir viviendo, ella evoluciona.

Samantha es la metáfora y, si se quiere, la personificación de la mujer perfecta, de la relación perfecta en la que no es posible el conflicto y quizá Theodor sea, como se sugiere en algún momento, un hombre incapaz de mantener una relación convencional de pareja, de compartir los problemas cotidianos.

Samantha es virtual, aunque sus sentimientos son humanos. Es la metáfora en la película de los contactos a los que recurren miles de personas que en la vida real tratan de paliar su soledad. Necesitan saciar su afectividad, buscan contactos, los encuentran y los mantienen aunque también puedan perderse; contactos con personas reales para mantener relaciones virtuales. Y aquí está la tragedia, en la imposibilidad de la materialización, en que haya tantas de personas hoy en día que se encierran en un mundo no irreal o inexistente, sino intangible que va poco a poco suplantando, superponiéndose a la realidad.

El contexto futurista de la película, combinado con el halo melancólico del protagonista, conforman una mezcla extraña que cuesta entender al principio porque en todo lo demás, el tiempo histórico podría definirse como actual. El espectador va a asistir a una película de ritmo lento en la que el diálogo es el verdadero protagonista, un diálogo básicamente sostenido entre Theodor y la voz en off de Samantha. 

Lo interesante de la película son, por tanto, los diálogos y eso apunta a la necesidad de ver la versión original; si han escuchado algún fragmento de la voz de Samantha, quizá puedan entenderlo mejor porque la capacidad de sugerir a través de los matices de voz de la versión original se pierden en el doblaje. Ya sé que alguno dirá que eso ocurre siempre, pero en este caso, quizá sea aún más necesario.

Director: Spike Jonze.
Guion: Spike Jonze.
Theodor: Joaquin Phoenix.
Samantha: Scarlett Johansson.


viernes, 28 de febrero de 2014

Antonio Machado.

Se han cumplido 75 años de la muerte de Antonio Machado allá, en el exilio de Colliure, en la Cataluña francesa y he sentido la necesidad de escribir algunas palabras de homenaje a este escritor sevillano que puso voz a Castilla como trasunto de la malograda España del 98.
Poeta de la sombra del limonero en un patio de Sevilla, de los olivares en el camino, de la Soria que se asoma a Extremadura, de los campos de Castilla; leído e interpretado desde el sueño y la melancolía de los parques, desde la paz de los caminos y los sembrados en las colinas, desde el hastío de la tarde que languidece o desde el lamento, desde el presente o desde la intrahistoria, Machado puede leerse llanamente o desde las cumbres de lo símbólico.

Machado, Antonio, es en cualquier caso un poeta claro cuya poesía cuenta y evoca, predispone a la comunión del paisaje con el alma, del alma con la Historia y del individuo con su propia condición.

Yo lo leí siendo adolescente, cuando marchaba en bicicleta por los caminos de la huerta valenciana y me perdía en cualquier rincón. Pensaba en lo poco que tenían que ver aquellos paisajes a los que hacía referencia con la realidad que tenía ante mis ojos, pero pude recrear la Castilla que conocía a partir de sus palabras y reflexionar sobre la esencia de España. A la vez, quise ser también parte de esa melancolía en consonancia con el entorno. Quizá fuera al año siguiente, ya no lo recuerdo, cuando tuve la oportunidad de pasar una temporada en tierras burgalesas y entonces me topé con esos paisajes, con esas colinas, con el olor de los sembrados y de la madrugada.

A Machado y a los escritores del 98 se les atribuye la preocupación por la esencia de España, por su pasado y su presente. Desde entonces comencé a interesarme y a entender quiénes somos, cómo hemos caminado en la Historia y hacia dónde nos conduce nuestra condición de españoles. La reflexión de estos hombres no significó una influencia positiva para liderar un cambio de tendencia en la sociedad, mérito que quizá pueda atribuirse más la generación del 14, sino que condujo a la construcción de unos tópicos que están en el origen de la negativa visión que los españoles tenemos de nosotros mismos.

Esa reflexión, que está en la poesía de Campos de Castilla culmina en Juan de Mairena, la prosa en la que se perfilan las dos Españas que habrán de enfrentarse en duelo mortal como culminación del cainitismo que fluye en la sangre de quienes la habitamos.

Sea como fuere, releer a Machado siempre es grato. Su perfil se aparta de los caminos de la poesía moderna para configurar un universo único y singular, machadiano, el del poeta de torpe aliño que dibujó los caminos del pensamiento por los campos de Castilla. Volver a él es volver a recordar aquellas impresiones de mi adolescencia, pero es cierto que con el tiempo no descubro nada nuevo y, más allá de los logros que atesora, su lectura hoy es como abrir un baúl en el que vuelves a contemplar todos los objetos que guardaste un día.

Dejo un enlace para entrar en una antología del autor.

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